
Escoge un limpiador facial adecuado
Hay muchos tipos diferentes de limpiadores faciales. Averigua qué necesidad tiene tu piel para escoger el adecuado (puedes preguntarnos si tienes dudas aquí). También existen limpiadores con acciones complementarias como, por ejemplo, antiedad que complementan tu tratamiento facial.
En general, debes usar un limpiador facial suave y no abrasivo para tu rostro y evitar los limpiadores que contengan alcohol ya que resecan la piel.

Limpieza de cara por la mañana y por la noche
Permitir que esta suciedad se asiente en los poros durante la noche puede provocar la obstrucción de éstos, generando puntos negros e incluso acné.
Por otro lado, no se recomienda lavarse la cara varias veces al día ya que puede ser perjudicial para la piel, irritándola y resecándola. Si tienes la piel grasa, la sequedad causada por el lavado frecuente hará que tu piel produzca aún más grasa (como método de protección), lo que provocará más brotes.
Se considera que debe lavarse la cara más de dos veces al día sólo si se suda mucho durante el día o si se hace ejercicio a mitad del día. El sudor es bueno para la piel porque elimina las impurezas de los poros. Sin embargo, si se deja reposar demasiado tiempo sobre la piel, las impurezas mezcladas con el sudor pueden causar irritación y acabar cursando una infección.


Protocolo cuidadoso
Hay algunos puntos clave que se debe recordar al limpiar el rostro. Es importante que se lave las manos antes de tocarse la cara. Este hecho evitará que transfiera suciedad y gérmenes a la cara.
Mejor usar agua tibia para lavarse y enjuagarse la cara. El agua caliente es demasiado fuerte para la piel y la seca, mientras que el agua fría no puede eliminar algunos tipos de suciedad y maquillaje de la cara. Puede usar las yemas de los dedos y frotar suavemente el limpiador alrededor de la cara con un movimiento circular ascendente y hacia fuera.
Es recomendable centrarse más en las áreas de la nariz y la línea del cabello, ya que el maquillaje y la suciedad tienden a acumularse en esa zona. Además, tenga mucho cuidado al limpiar alrededor de los ojos, ya que la piel es débil y delicada.
Una vez que hayas limpiado y exfoliado tu rostro, debes asegurarte de retirar las impurezas con un algodón (si es limpiador en seco) o bien enjuagarlo adecuadamente para que toda la suciedad salga del rostro.

Secar con el material adecuado
Se debe utilizar una toalla limpia, y no la misma toalla que has estado usando para limpiarte el cuerpo. Utilizar una toalla que no esté limpia, puede volver a introducir las bacterias e impurezas que has limpiado otra vez en la piel de la cara.
Para mantener la barrera hidrolipídica de la cara correctamente, es mejor secar la cara con palmaditas en lugar de frotarla.
Una vez que se termina de limpiar, se recomienda hidratar la piel de la cara para retener la humedad que con el proceso de limpieza ha quedado comprometido.

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